PIPPER, CONTRA LA SUCIEDAD CANINA

Además de viajar, Pipper educa en pro del civismo, de la tenencia responsable y del no abandono. Desde hace ya casi dos años lo hace a través de sus redes sociales y de esta web, pero también convertido en héroe de cómic desde la colección Las aventuras de Pipper.

Por ELENA DELGADO CASTRO

A Pipper no solo le mueve el espíritu de aventura, sino que vela por integrar a las mascotas, de una forma racional, en la sociedad, y eso incluye inculcar civismo de los dueños, que han de ser consecuentes con la decisión de tener un perro en casa. 

Cuando este viajero de cuatro patas se convirtió en héroe de cómic en Pipper y la misteriosa orden secreta, no solo sacaba al mercado el primer volumen de la saga de Las aventuras de Pipper, sino que lo hacía para concienciar y educar sobre la tenencia responsable y el no abandono; y todo ello a través de una entretenida historia en la que también hay espacio para la concienciación sobre el problema de los excrementos caninos.

En este relato gráfico sobre una malvada instagramer, bajo sospecha de envenenar a perros, Pipper recala en Málaga, donde un policía local pone en cuestión la procedencia de un excremento canino abandonado en el parque, acusando en un primer momento a Pipper de ser el responsable de la tropelía. Su humano, muy indignado, asegura en las viñetas que él nunca haría semejante cosa y, para alivio de ambos, el agente les confirma que en Málaga el sistema de ADN Canino permite rastrear la procedencia de las heces con un simple análisis. 

ADN canino, una realidad en varios ayuntamientos

Pero este sistema no es una licencia creativa, sino que el ADN canino, basado en un censo genético de mascotas, ya está implantado en varios ayuntamientos de España y, sin duda, está contribuyendo a mejorar la limpieza de las ciudades, ya que persuade a los dueños de los perros de abandonar los excrementos en la calle porque éstos, para su desgracia, tienen nombre y apellidos -el ADN del animal- por lo que es sencillo localizar la procedencia y multar. Con este y otros mensajes que salpican el libro, los lectores del cómic -niños y no tan niños- pueden entender la importancia de no ensuciar el entorno, y conocer herramientas de las que se valen las ciudades para perseguir a los dueños maleducados (una minoría, pero muy molesta).