Joan Juncá: “Mi perra Nina me ayudó a superar el cáncer”

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En la vida de Joan Juncá, dos estrellas brillan con nombre propio: una es Ca l’Enric, el restaurante dog friendly que regenta junto a sus dos hermanos en La Vall de Bianya (Girona), y distinguido con un galón por la prestigiosa Guía Michelin. La otra es su perra Nina, que llegó a su vida inesperadamente, tras ser operado de un cáncer de pulmón. Nina le cambió la vida de tal modo que hoy puede contar, emocionado, cómo su perra le ayudó a superar su enfermedad.

Por: Elena Delgado/Pablo Muñoz Gabilondo

Joan Juncá es una de las tres almas del maravilloso Ca l’Enric, un espacio gastronómico de autor en plena comarca de La Garrotxa, en Girona. Juncá regenta este restaurante junto a sus hermanos Isabel y Jordi. Los Juncá se han ganado a pulso la estrella con la que la prestigiosa Guía Michelin distinguió a esta casa de comidas hace ya algunos años. La vida de Joan no sólo esconde una historia de esfuerzo y dedicación infinita para mantener la personalidad y el carácter de su restaurante, sino también una preciosa historia de amor con los animales, especialmente con su perra Nina, gracias a la que Ca l’Enric es hoy dog friendly. Como ambos estuvimos en mayo de 2021.

Y es que al mayor de los hermanos Juncá le tocó superar dos veces un cáncer, un trance difícil que le apartó un tiempo de Ca l’Enric. Mientras Jordi e Isabel seguían tras los fogones del restaurante, Joan se sometía a un tratamiento con quimioterapia. Entonces apareció Nina. “Aunque yo era “antiperros”, -reconoce abiertamente Juncá- “un día, después de la operación, llego mi hijo Adrián con una perrita de apenas 15 días de vida entre sus brazos. Era la segunda vez que pasaba por aquello y mi hijo sabía que Nina iba a ser de gran ayuda para mí en esos momentos”. La intuición de Adrián no falló. Solo unas horas después el animal había conquistado el corazón de Joan, quien asegura que no sólo le ha cambiado la vida, sino que le ha ayudado a superar su enfermedad.  Recuerda lo duras que fueron algunas de las sesiones de quimioterapia. Un día, al volver de una de ellas, “Nina estuvo tres o cuatro días sin comer y sin moverse de mi lado porque me veía sufrir”.

Nina es una mezcla de Labrador y Golden y, según su humano, tiene un carácter maravilloso, dócil y “civilizado”. Por eso, recomienda que la gente que viva sola, que se sienta en esa situación, y esté pensando en adoptar un animal, se anime.

PARA TENER UN PERRO HAY QUE ESTAR PREPARADO

“Siempre he creído que tener un animal es como tener un hijo: tienes que estar preparado. Tienes un hijo cuando tu reloj biológico está preparado. Por eso no hay que regalar perros como juguetes, o para que el niño esté contento, sino que hay que sentir que es el momento”, explica Joan. Bien es verdad que su caso es excepcional, y reconoce que tuvo la suerte de que se le “encendiera el reloj biológico” cuando Adrián le regaló a Nina.

Ahora ya sabe que en su casa nunca faltará un perro: “Siempre voy a tenerlos, por la tranquilidad que nos da en casa; aquí se respira otro ambiente, otra energía, otra paz que sin Nina no sería posible”. Ve en los perros cualidades que a veces no encuentra en la gente: “hacen muchísima compañía y siempre están a tu lado sin pedir nada a cambio. Esto en las personas cuesta mucho encontrarlo”.

RESTAURANTE DOG FRIENDLY

Ahora Nina es parte de la familia de Ca l’Enric, un ejemplo perfecto para demostrar a la sociedad que los establecimientos hosteleros pueden ser amigos de las mascotas con independencia de su categoría. “Admitir perros en nuestro restaurante no nos ha supuesto ningún problema, y mucho menos ha condicionado la estrella Michelin”, explica Joan. Hace 30 años, de viaje por París, ya comprendió que los animales eran bienvenidos a los establecimientos hosteleros y cree que ahora, en España, cada vez hay más cultura de los animales y más educación.

“Estamos encantados de que los comensales acudan acompañados con perros. Nunca hemos tenido incidentes, y si alguna rara vez el perro se ha puesto nervioso, el dueño lo ha sacado del local enseguida”. En su establecimiento el máximo de perros en la sala es tres, por eso agradece que al reservar se avise de que se acudirá con perro, porque “así buscas un sitio donde el animal esté a gusto”.

Junto a Ca l’Enric se encuentra la coqueta casa de comidas familiar Hostal Ca l’Enric, que también admite perros educados. Estuvimos comiendo en ella durante nuestra visita a La Garrotxa y puedes conocerla en la crónica de viaje de Pipper.