LA SERENA

La Serena con perro

La Serena, en Badajoz, promete calma y horizontes infinitos. Allí visitamos el enigmático santuario tartésico de Cancho Roano, el dolmen de Magacela, los restos del castillo de Benquerencia y el Museo del Turrón de Castuera. En Quintana de la Serena dormimos y encontramos un par de sitios que admiten mascotas para desayunar y comer.

En septiembre de 2025 visitamos La Serena, al este de la provincia de Badajoz. Parece ser que el nombre podría derivar de una palabra árabe, serna, que significa llanura o extensión. Y eso es exactamente lo que encontramos: amplias llanuras salpicadas por algunas sierras a las que merece la pena subir para contemplar el paisaje infinito. Al norte, los embalses de Orellana, Zújar y La Serena. Esta comarca limita con La Siberia, que también se caracteriza por tener grandes masas de agua. Si entras en este artículo, sabrás por qué ¡Extremadura es la región española con más kilómetros de costa interior!

Para explorar la comarca decidimos alojarnos en un apartamento turístico en Quintana de la Serena, ya que esta localidad está muy cerca de varios puntos que queríamos conocer: el yacimiento arqueológico de Cancho Roano (el conjunto tartésico-turdetano mejor conservado de la península ibérica), el Museo del Turrón de Castuera, el dolmen de Magacela, y Zalamea de la Serena, escenario de la obra El alcalde de Zalamea y cuna de la primera gramática castellana, compuesta por Antonio de Nebrija en 1492.

YACIMIENTO DE CANCHO ROANO

Entre Zalamea y Quintana de la Serena (a diez minutos en coche desde ambos puntos) se encuentra el yacimiento arqueológico de Cancho Roano. Es el conjunto de origen tartésico mejor conservado de la península Ibérica. Los investigadores creen que pudo ser un santuario o un palacio, o ambas cosas. Es un lugar excepcional: un gran edificio cuadrado en el que se han encontrado altares y almacenes rodeado por un foso con agua.

Esta maravilla se encuentra en mitad de la dehesa extremeña y te aconsejamos que vayas al atardecer, ya que las puestas de sol en este lugar son algo especial. Nada más llegar verás el centro de interpretación, al que se puede entrar con perro, siempre que vaya atado y controlado. Dentro verás una gran maqueta del edificio histórico y podrás conocer a fondo su historia a través de los paneles informativos.

Una pasarela cruza un arroyo y te lleva al yacimiento, protegido por una enorme cubierta. Yo fui olisqueando todos y cada uno de los rincones, buscando el rastro de la historia. Puedes subir por unas escaleras al primer piso, observar las diversas habitaciones y rodear la construcción completamente. Se empezó a levantar en el siglo VIII a.C, mucho antes de que los romanos dominasen la península.

Este lugar me embrujó, no solo por su grandeza, sino por los encantos de Pinky, una simpática perrita que hizo de anfitriona durante nuestra visita. Os aseguro que me quedé tan prendado que al final me negaba a subir al coche. ¡Qué será de esa bella damisela de La Serena!

¡Ah!, si te gusta la arqueología, también puedes acercarte a los vestigios del recinto romano de Hijovejo, en Quintana de la Serena.

ZALAMEA DE LA SERENA

Cancho Roano se encuentra al norte del término municipal de Zalamea de la Serena, así que después de visitarlo nos dimos una vuelta por el centro de la localidad. En la plaza de la Constitución pudimos ver la huella de Roma, un dístilo sepulcral. Se trata de dos columnas sobre un podio, un enorme monumento funerario que alcanza los 23 metros de altura y que se levantó en el año 102 de nuestra era. Hoy, varias cigüeñas han hecho de estos pilares su hogar y han anidado en lo alto. ¡Menudo lujo de casa!

Precisamente en esta plaza se representa cada agosto El alcalde de Zalamea, obra maestra de Calderón de la Barca. Pero no pienses que es una puesta en escena al uso: ¡más de 500 vecinos de la localidad se caracterizan para dar vida al famoso drama del Siglo de Oro! Esta fiesta atrae a miles de visitantes tanto por la singular recreación como por las actividades paralelas que se suceden en otros puntos del municipio, como el mercadillo y la taberna de época.

Al ser septiembre, nosotros nos tuvimos que conformar con dar un paseo y rendir nuestro particular homenaje a Calderón de la Barca visitando su estatua en la plaza que lleva su nombre.

MUSEO DEL TURRÓN DE CASTUERA

Si os hablo de turrón, seguro que lo primero que os viene a la cabeza es el turrón de Alicante. Pues bien, resulta que los municipios extremeños de Castuera y Garrovillas de Alconétar tienen una larga tradición en la producción de este dulce que se remonta a la época árabe y que continúa hoy en día. De hecho, en una antigua fábrica de harina de Castuera se ha abierto el Museo del Turrón. Así que hasta allí nos fuimos (Castuera está a pocos minutos en coche de Quintana y de Zalamea).

La exposición sobre el turrón ocupa varias salas y destaca por una selección de objetos originales cedidos por turroneros de la localidad: desde los útiles que usaban para hacer turrón hace décadas hasta una caseta que montaban en ferias. En otoño comenzaban con la producción del dulce, y de abril a octubre viajaban por fiestas de toda España para venderlo. En la exposición alucinamos al ver que debajo de los mostradores los turroneros colocaban sacas de paja para dormir y utensilios para cocinar.

Hoy, Castuera exporta turrón a un montón de países. En el edificio, por cierto, se puede ver la maquinaria original con la que se producían las harinas en esta antigua fábrica.

Junto al museo está el Centro de interpretación de la Naturaleza de La Serena y Sierras Periféricas, que también acepta mascotas educadas. Nosotros no pudimos verlo porque en ese momento estaba cerrado.

Como decía anteriormente, La Serena es una gran planicie salpicada de pequeñas montañas, así que un buen plan es conquistar sus cumbres y sentarse a disfrutar del silencio y las vistas. La primera cresta a la que trepamos fue la sierra de Castuera. Digo trepar por decir algo, ya que se puede subir fácilmente en coche hasta la estación de telecomunicaciones de la zona de Las Pozatas. Desde ahí, sale un camino de medio kilómetro que lleva a un nido de ametralladoras de la Guerra Civil.

Es una estructura circular y pequeña (como para dos personas) desde la que se divisa Castuera en mitad del campo de La Serena.

CASTILLO DE BENQUERENCIA DE LA SERENA

En la misma cresta rocosa, en dirección sureste, están los restos del castillo de Benquerencia de la Serena. Para llegar a él, hay que coger el coche y conducir cinco minutos (hacerlo a pata es peligroso por lo irregular del terreno). Aparcamos en el pueblo y tomamos un camino acondicionado que sale desde el final de la calle Roda (a un extremo del pueblo) y asciende hasta las ruinas de la fortaleza. Es un paseo de diez minutos. El premio: de nuevo el silencio y unas vistas hipnóticas.

Los árabes levantaron este edificio militar en el siglo IX y luego pasó a manos de los caballeros de la Orden de Alcántara. Hoy solo se conservan algunos restos de muros y torres.

DOLMEN DE MAGACELA

Si lo tuyo es la prehistoria, en La Serena encontrarás dólmenes, grabados rupestres, pinturas rupestres y estelas. Nosotros visitamos el monumento megalítico de Magacela, de muy fácil acceso, ya que está cerca del pueblo, junto a la carretera EX-348. Puedes verlo en las fotos de este post. Se conserva un conjunto de monolitos de 1,75 metros de altura media que forman una cámara sepulcral (el pasillo que conducía a ella ha desaparecido). Si vas por la mañana a verlo, podrás contemplarlo iluminado por el sol con la montaña de Magacela detrás de él. Otro plan chulo para hacer con perro es ascender al castillo de Magacela: se sube en coche hasta el pueblo y luego hay un paseito de diez minutos hasta los restos de la fortaleza.

Uno de los dólmenes más conocidos es el de Sierra Gorda, en la localidad de Valle de la Serena. Tiene la forma de un túmulo circular de unos cuatro metros de diámetro al que se accede por un corredor. Para llegar a él, puedes recorrer en coche 5,5 kilómetros desde Valle de la Serena (carretera EX-345) en dirección a Don Benito. Verás una indicación en la misma carretera, señalando la pista que hay que tomar para alcanzar el dolmen.

El coche es mejor dejarlo junto a la carretera, ya que la pista está llena de baches y de vegetación. Subir andando por la pista lleva unos 20 minutos. El dolmen está en el centro de un corral de ovejas, junto a una casa de campo. Al ver el mal estado de la pista y teniendo en cuenta que el sol estaba a punto de esconderse, optamos por dar marcha atrás y nos quedamos con las ganas. A Pablo le daba miedo meternos por esa zona sin luz y que nos sorprendiera cualquier animal (los perros que guardan las ovejas no perdonan a intrusos). Otra vez será.

COMER CON PERRO EN LA SERENA

Nuestras pesquisas para encontrar restaurantes pet friendly dieron escasos frutos esta vez, así que optamos por alojarnos en un apartamento (El Pisito de La Serena) y cocinar “en casa”. En Quintana de la Serena también encontramos la cafetería Totte (plaza de España, 21), que da buenos desayunos y sirve platos combinados y bocatas. En el mismo municipio confirmamos que el restaurante La Codorniz (calle Rodeo, 13) acepta perros educados en el interior, pero tuvimos mala suerte: justo el día que llegamos cerraban por vacaciones.

Ya tenemos otra razón para volver a La Serena. Tenéis más información sobre Extremadura en la web de Turismo Extremadura. Y más planes para hacer con perro en la sección Destinos de nuestro blog.

Extremadura con perro