PARQUE NACIONAL DE MONFRAGÜE

Monfragüe con perro

Al norte de Cáceres se extiende un asombroso pulmón verde que atestigua el valor de la flora y la fauna ibéricas. Es el Parque Nacional de Monfragüe, lugar de encuentro de decenas de especies de aves que lo convierten en referente mundial para ornitólogos y aficionados al avistamiento (birdwatching). Atravesado por dos ríos y cobijo de pinturas rupestres, Monfragüe es uno de los nueve parques nacionales españoles que admiten la entrada de turistas con perros atados.

Monfragüe es el lado más salvaje de Extremadura. Este parque nacional, situado al norte de la provincia de Cáceres, es uno de los quince que hay en España, y atesora un sinfín de especies vegetales tan nuestras, propias del bosque mediterráneo, y cientos de especies de animales, sobre todo aves. De hecho este parque es referente mundial para los amantes del avistamiento de aves.

Por fortuna los visitantes con perro pueden acceder a él. Eso sí, has de respetar todas y cada una de las normas, llevar a tu mascota atada y, por encima de todo, sentirte un privilegiado por poder pisar con tu perro esta zona especialmente protegida, ya que no todos los parques nacionales lo permiten. Recuerda que la flora y fauna de estos hábitats es delicada y, en algunos casos, está en peligro de desaparecer. Cada año cientos de miles de visitantes pasean por estos parajes donde el equilibro de sus ecosistemas es tan frágil que si no lo respetamos y cuidamos, acabaremos por perderlo.

Dicho lo cual, he de deciros que fue un regalo conocer este rincón extremeño a finales de abril del 2021, en el momento de máximo esplendor primaveral, sin turistas aún, debido al estado de alarma, y con un tiempo envidiable. Aquí, un verde fresco e intenso pinta las dehesas extremeñas, mientras las laderas de los montes se esconden entre la espesura de la vegetación y las enormes piedras de los riscos, bañados por las aguas del Tajo y su afluente, el Tiétar. ¡Por algo los romanos llamaron a este lugar Monte Fragoso!

UN PARAÍSO PARA LOS AMANTES DE LAS AVES

Aquí, las flores de las jaras y de la lavanda perfuman los caminos mientras sobrevuelan nuestras cabezas cigüeñas negras, alimoches, halcones, milanos, águilas, cernícalos y enormes buitres negros y leonados. Os confieso que me sacan de quicio estos planeadores, así que Pablo se esmeró para que mis ladridos no perturbaran su plácido vuelo. Finalmente, logré controlar mis nervios. En Monfragüe habitan centenares de rapaces por lo que es importante tener en cuenta que si vuestra mascota no tolera tantos pájaros moviéndose por el cielo, tal vez éste no sea el mejor plan. Ya sabéis que lo primero es respetar y cuidar el entorno.

Visitamos Monfragüe acompañados de Miriam, la guía de la empresa trujillana Adalberti, y sus compañeros Laura, Daniela y Borja. Entramos al parque por el acceso sur, el de Torrejón el Rubio, con destino al Mirador del Castillo y al Salto del Gitano. Primero subimos a la cima de la montaña a ver las vistas desde el castillo, una fortaleza de origen árabe, ahora en ruinas pero dotada de pasarelas y plataformas para observar el vuelo de las aves y las espectaculares vistas del entorno, incluyendo el Río Tajo y la Sierra de las Corchuelas. Mientras disfrutábamos del impresionante paisaje podíamos sentir el vuelo de las rapaces a solo unos metros de nuestras cabezas. Se puede ir en coche particular hasta el aparcamiento que hay cerca del castillo, y luego subir a pie unas escaleras (en fechas muy puntuales, si hay alta ocupación en la zona, se cierra la carretera del castillo y solo se puede subir en autobús).

PINTURAS RUPESTRES DEL ABRIGO DEL CASTILLO DE MONFRAGÜE

A continuación bajamos en coche por la misma carretera por la que habíamos subido y aparcamos a medio camino. Y es que a unos pocos minutos de la fortaleza nos espera otro tesoro: el Abrigo del Castillo de Monfragüe, una pequeña grieta en la base de la pared de piedra, a unos 10 metros de profundidad, y donde se conservan valiosas pinturas rupestres esquemáticas, de 8.000 años de antigüedad. Eso sí, sólo se pueden visitar con guía.  El acceso se realiza por una escalera de reja de metal estrecha y muy, muy empinada. Al fondo, una plataforma permite contemplar las pinturas a escasos centímetros de distancia.  Las características de la rampa y de la plataforma desde la que se ven las pinturas, en la que apenas caben seis personas, hacen que esta excursión no sea recomendable para perros grandes, por la dificultad de acceso y lo reducido del espacio.

EL SALTO DEL GITANO Y LA RUTA DE LOS MIRADORES

Después de contemplar las pinturas condujimos escasos minutos hasta el Salto del Gitano, el mirador más popular del parque, desde el que se tiene una formidable vista del corazón de Monfragüe. Dos escarpadas crestas rocosas, separadas por las aguas del Tajo, son cobijo de buitres leonados y negros, que aprovechan las corrientes de aire que se forman en este lugar. Es uno de los mejores puntos para observar las rapaces. Miriam, nuestra guía, nos dejó un catalejo con el que localizamos los nidos de los buitres y de la cigüeña negra: ¡en esta página podéis ver la foto que hicimos de un ejemplar! La visión es impresionante.

Estos dos puntos (el castillo y el Salto del Gitano) forman parte de la llamada Ruta de los Miradores, un recorrido de 12 kilómetros con paradas clave desde donde divisar las decenas de especies que anidan y sobrevuelan Monfragüe. Para acceder al resto de los miradores, hay que subir hacia Villarreal de San Carlos y, pasado este lugar, a kilómetro y medio hay un desvío hacia Saltos de Torrejón. Es la carretera de los miradores: el último es el de Portilla del Tiétar, uno de los que más aves alberga.

Muy cerca del Salto del Gitano, atravesando el puente sobre las aguas del Tajo, bajamos a un merendero junto a la orilla. Fue momento de degustar el estupendo picnic de productos extremeños que Aldalberti incluye en esta visita por el parque, y que a Pablo le supo a gloria mientras escuchábamos los sonidos de la naturaleza a nuestro alcance. ¡Esto es vida! La única pena fue que la lluvia nos impidió hacer la excursión de ocho horas (“Amanecer/Atardecer”) que organiza Miriam y que incluye una travesía por los bosques de la cara norte de la Sierra de las Corchuelas.

Nuestro campamento base fue Torrejón el Rubio, en el centro sur del parque. Allí hay varios centros de interés que admiten mascotas: la Oficina de Turismo, el Observatorio Astronómico, el Bird Center y el Centro de Arte Rupestre de Monfragüe. Podéis consultar horarios y más información en el enlace.

DÓNDE DORMIR

Nos alojamos en los Apartamentos Monfragüe, situados, como os decía, en Torrejón El Rubio. El establecimiento tiene seis apartamentos muy bien equipados y regentados por Amparo y Adán, un matrimonio que mantiene el lugar en estupendas condiciones. Disponen hasta de una piscina para que también puedas disfrutar en los meses más calurosos. Nuestro apartamento estaba en la buhardilla (aquí podéis ver fotos). Es imprescindible hacer reserva previa si vas con perro. No hay límite de tamaño de los animales y cobran un suplemento de hasta 8 euros por noche. Si somos buenos, nos podemos quedar solos mientras nuestros humanos salen a comer o a cenar, aunque, la verdad, con las estupenda cocina del apartamento, tampoco es necesario.

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DÓNDE ALOJARSE CON PERRO EN MONFRAGÜE

Apartamentos Rurales Monfragüe. Calle Corchito, 27. Torrejón el Rubio. Cáceres. Tel. 927 45 50 79 y 699 22 99 22